Por fin has dado con el asesino que tanto tiempo lleváis buscando, habéis llegado a su guarida y os disponéis a entrar para detenerle, pero nada más entrar la puerta se cierra, el cazador se convierte en presa, os la ha vuelto a jugar...
Usamos cookies propias y/o de terceros para realizar análisis de uso de nuestro sitio
y mostrarte cosas relevantes.
Si continúa navegando consideramos que acepta su uso. OKMás información