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A entrar al camarote de Barba Negra nadie osa por el espíritu del que ahí, ahora reposa. Pero si os atrevéis, yo os contaré lo que hablan antes de que decapitaran, al que diablo llamaran. Una vez en su camarote os hayáis adentrado, hermético éste se habrá tornado. Y de las dos llaves que lo abrieren una en su cuello se perdió cuando su cabeza decapitada rodó. Y la otra os pido, prestad atención y que no caiga en olvido: Y es que antes de su muerte y por venganza y por odio, al que su enigmática Casaca le tocó en su camarote lo torturó y de sangre todo llenó. Y aún, con vida, allí lo encadenó y lo encerró. Y tan cruel Barba Negra era que para que el pobre aún más sufriera, si pudiera, Una de sus pistolas le dejó y una llave para que saliera si de sus cadenas escapar pudiera. Pero al morir Barba Negra, nadie volvió a saber nada de ese desdichado, pues allí con él encerrado la otra llave se ha quedado. Recordad, que al entrar encerrados os quedaréis y solo con la otra llave salir podréis. |
