Tiempo antes de que el periodista Ramon Moreno pidiera ayuda para recuperar las carpetas de documentación que incriminaban a los verdaderos miembros de Pentargo ocurrió un suceso posiblemente vinculado con esta oscura organización. En 2014 un joven llamado Carles Ruiz desapareció mientras realizaba una travesía de fin de semana por el Pirineo. La familia confió en todo momento en la labor policial hasta que se cerró el caso. La hipótesis de las autoridades fue la de desaparición voluntaria al encontrar supuestas deudas de Carles. La hermana y los padres del joven nunca creyeron en esta versión, pues estaba esperando un hijo y era una persona responsable. Meses después, Anna Ruiz contrata a un periodista e inicia una investigación por su cuenta. Cuando ya lo daban todo por perdido, Anna recibe la llamada de una mujer alemana que se había trasladado a vivir a un pueblecito de la montaña, afirmando que su perro había encontrado el móvil de Carles y que Marc Koller, su hijo, había conseguido encender el teléfono y acceder a los contactos. Antes de que Anna pudiera reaccionar, Carol Koller le cuenta que han llevado el terminal a la comisaría de policía y quedan en encontrarse unas horas más tarde en las dependencias policiales. Esperanzados por la noticia, Anna y David creen que con el móvil se va a poder reabrir el caso de Carles, pero al llegar a comisaría, un agente les dice que no hay nada dentro del teléfono y que eso refuerza la teoría de desaparición voluntaria. Entonces es cuando Marc Koller confiesa que en el teléfono había unas extrañas fotografías y que antes de entregarlo había clonado el material obteniendo una copia. ¿Pudieron Anna y David conocer la verdad de lo que le ocurrió a Carles? 4 meses después tanto Anna como David acaban desapareciendo también sin dejar rastro. En el último mensaje de David aparece un nombre: Pentargo. |